La herencia africana en el continente y las islas americanas arrojó como una de sus más interesantes consecuencias la creación de lo que comúnmente se conoce como Santería, pero que desde las comunidades de afrodescendientes se conocer como Cultura Orishá.
El culto Orishá o Yoruba es la religión de la descendencia de los africanos que fueron capturados y llevados como esclavos a las plantaciones, minas, ingenios y haciendas en Cuba, Brasil, Puerto Rico, República Dominicana, Panamá y Estados Unidos, principalmente.
El sistema de creencias de estos esclavos y de aquellos que nacieron en sus lugares de suplicio pronto de mezcló con la religión católica. El resultado fue una religión que mezclaba deidades africanas con santos cristianos, en una imaginería plena de colorido, animismo y un gran contacto con las esencias de la negritud: el baile, el canto, la naturaleza y los ritos de invocación y sanación.
Esta unión tenía una razón estratégica: los amos de los esclavos creían que esos ritos atentaban contra la palabra de Dios, y los prohibieron. Para seguir con sus ritos, los africanos mezclaron sus cantos con alabanzas bíblicas, y sus ídolos con santos católicos.
El nombre Yoruba proviene del reino dominante en la actual región de Nigeria, y de la que provenían la mayoría de los esclavos americanos. El culto Yoruba creía que el mundo era regido por una fuerza universal; Olodumare. Este dios usaba una fuerza llamada Ashé para poner orden en el mundo. Gobernaba sobre los orishás, que se encargaban de los asuntos humanos, y de vigilar que cumpliéramos de la mejor manera con los destinos que tenemos marcados.
Los Yoruba creen en la reencarnación: que volvemos una y otra vez en la rueda del tiempo hasta lograr que nuestras buenas acciones nos lleven a un estado superior. Los Orishás nos guían para conseguir un objetivo.
Estas deidades son abundantes, y gobiernan sobre diferentes aspectos de la naturaleza y de la condición humana. Está Shangó, con sus ropas rojas y espada, deidad de la fuerza. Y Ogún, con su cetro de hierro, dios de la guerra y las armas. También Agayú, el vigilante de los caminos. Yemayá es la diosa de la maternidad, con su gran cuerpo hecho de tierra.
El orishá siente predilección, como los santos, por aquellas personas que nacen en los días que están bajo su dominio. De ahí que se pueda hablar de un horóscopo Orishá, pues según nuestra fecha de nacimiento, tendremos un Orishá particular, como un signo del zodiaco.
Podemos ver al Orishá personal como el intermediario entre Dios (Olodumare) y nosotros, las personas. A través de él conocemos los designios, consejos y ayudas que Dios envía. En el Horóscopo Orishá encontramos ese mensaje de forma clara, resumida: los trabajos que debemos realizar para ser sanos, felices y prósperos.
Los signos del horóscopo orisha son:
Oggún,
Oricha Oko,
Eleggúa,
Oshún,
Changó,
Yemayá,
Obbataláv,
Orula,
Babalu Aye,
Agayú Solá,
Ochosi y
Inle.